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Tiempo de calidad con los hijos y psicología cotidiana.

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El concepto de pasar tiempo de calidad con los hijos está inevitablemente unido al cambio de vida contemporáneo. Las exigencias del ritmo de vida actual en muchas ocasiones nos imponen tener que dedicar gran parte de la jornada a la actividad laboral, o en general pasar buena parte del día separados de nuestros hijos. La incorporación de la mujer al mercado laboral, el aumento del coste de la vida que obliga a los padres a realizar tareas fuera de casa, y muchos otros factores sociales nos llevan a disponer de menos tiempo del que disponían otras generaciones para estar con los niños.

Tiempo de calidad

¿Qué significa entonces exactamente este concepto de “tiempo de calidad” tan popular últimamente? A grandes rasgos, dada la reducción del tiempo disponible con los hijos, se trata de hacer que éste sea lo más provechoso posible para su desarrollo armonioso, paliando de alguna manera este hándicap. La cuestión ya no está tan clara cuando intentamos llevar a la práctica la idea de “desarrollo armonioso” o en qué consiste dicha calidad, en no pocas ocasiones porque ni siquiera tenemos tiempo para pararnos a pensarlo.

Uno de los riesgos que encierra este legítimo deseo de ofrecer tiempo de calidad con los hijos en un espacio enriquecedor es precisamente trasladarles este ritmo frenético que emprendemos los adultos a diario. Con la mejor de las intenciones, fácilmente nos podemos ver envueltos en la planificación de montones de actividades de fin de semana con la idea de que “al niño hay que estimularle” para que viva muchas experiencias y que haciendo mil cosas aprovechará mejor el tiempo y será más feliz. Con esto les estamos trasladando a los hijos las prisas y el estrés del mundo adulto, mundo que por otro lado tampoco es el suyo. De hecho, entre semana la mayor parte de los pequeños pasa mucho tiempo entre colegio, actividades extraescolares varias, deberes y otras exigencias igualmente agotadoras para lo que un niño puede sostener. Y el resultado de prolongar este nivel de agitación durante el tiempo libre puede ser unos niños cansados, frustrados y en rebeldía y unos padres irritados, con una profunda sensación de culpabilidad y fracaso a cuestas.

Tiempo de calidad con los hijosAunque parezca una obviedad, a la hora de plantearse cómo pasar tiempo de calidad con los hijos es esencial empezar colocándose en el lugar de ellos. Si estos ratos son por y para ellos, planificarlos nosotros por nuestra cuenta y riesgo desde el punto de vista de un adulto no parece la receta más adecuada. Lo que un niño aprecia no es lo mismo que aquello que valoramos los adultos; organizarles la agenda sin pararnos a pensar si realmente es algo que les pueda gustar o motivar, dándoselo como hecho, puede llevarnos a situaciones chocantes cuando no un abierto rechazo. Cabría preguntarse aquí hasta qué punto estamos dejándonos llevar por un sentimiento de culpabilidad por no disponer de un horario más amplio que intentamos compensar a toda costa apretando la agenda lo máximo posible. A veces nos gustaría tener más, pero si realmente no es posible, vamos a tener que manejarnos con el que hay; la culpabilidad no es una buena consejera en estos casos.

Otro aspecto fundamental que conviene señalar es la excesiva importancia que en ocasiones le damos al “hacer” por encima del “sentir” o el “pensar”. Una persona completa armonizará emociones, sentimientos, pensamiento y acción; para ello es fundamental que desde pequeños vayan aprendiendo a dominar y familiarizarse con todas estas facetas de la existencia humana. Por eso es importante tener en cuenta que cada una ha de tener su espacio en la vida del niño y que muchas veces tienen ritmos diferentes, algunas más lentas que otras, pero en todo caso somos los padres en quienes recae la tarea de fomentarlas y acompañar a los hijos en su proceso de descubrimiento.

En líneas generales, hay algunos criterios importantes a la hora de pensar en cómo pasar el tiempo libre con nuestros hijos que nos pueden ayudar no sólo a que tengan un sano desarrollo emocional y físico, sino a que nosotros mismos disfrutemos esos momentos acompañándolos, descubriendo cosas nuevas y reforzando el vínculo paterno-filial.

Pasar tiempo con los hijos: Recomendaciones esenciales

Algunas recomendaciones para pasar tiempo con los hijos.

Realizar una actividad es para divertirse juntos, no una obligación.

Antes de decidir ir a ver una obra de teatro, o planear una salida a la montaña, es importante pararse a pensar cuál es el objetivo de hacerla. Si estamos cubriendo una necesidad o un hueco en la agenda que pensamos que debemos tapar con algo, o porque hemos leído en alguna parte que sirve para estimular alguna habilidad que queremos que desarrolle. Pregúntate si te apetecería, si disfrutarías con ello si fueras un niño…en definitiva, pensar si la preparamos “porque toca” o porque realmente queremos. Esta es la base principal que puede marcar la diferencia entre pasarlo bien en compañía de tus hijos o tener la sensación de desgana, de realizarla por cumplir, o “por ellos”, atribuyéndoles una responsabilidad que no les corresponde.

El elemento imprescindible eres tú mismo.

Especialmente si no te ven a menudo a causa de tus obligaciones, tus hijos están deseando estar contigo. Compartir sus preocupaciones vitales, por sencillas que nos parezcan, sentirse escuchados, recibir tus abrazos y tu cariño, jugar a sus juegos favoritos, independientemente de su edad… Tanto si estás en la playa, en lo alto de una montaña, en un parque de atracciones: lo que realmente valora un niño es que sus padres estén pendientes de él cuando lo necesita. Centrar la atención en otros estímulos en estas ocasiones (por ejemplo en el móvil, la televisión o un libro) implica dejar de compartir con ellos: la diferencia entre dejar a tu hijo viendo una película mientras haces otras cosas y sentaros a verla juntos es abismal. Y aunque nos parezca un acto trivial, lo segundo puede ser un recuerdo imborrable en el futuro.

Pregúntales que quieres hacer ellos.

Familia jugando Involucrarlos en las decisiones sobre el tiempo familiar contribuye a que se sientan más implicados, y a hacerte una idea más ajustada sobre sus gustos y preferencias. Si no se te ocurre nada, o lo que hay no te motiva demasiado, pregúntales qué prefieren hacer; es muy posible que te sorprendan. Además, a medida que crezcan, irán reclamando su propio espacio y querrán sentirse escuchados; en la adolescencia por ejemplo, donde la cuestión de la responsabilidad es central, este es uno de los aspectos más relevantes. Realizar actividades para los hijos en las que éstos no han sido consultados y no se sienten partícipes no parece ser el mejor camino para compartir juntos.

Recordad siempre que vosotros sois los padres.

Aunque pueda parecer opuesta a la anterior, en realidad ambas recomendaciones se complementan. Es bueno implicar a los niños en la distribución del tiempo en familia, pero también lo es recordar que en última instancia los padres somos nosotros. Si consideramos que la propuesta de nuestros hijos está fuera de lugar, o no nos parece demasiado adecuada, la última palabra la tenemos nosotros; en ocasiones por no desagradarles podemos caer en la tentación de ceder ante todas sus demandas y acabar así dando lugar a que la estructuración del tiempo sea la que ellos quieren. En estos casos puede imponerse el pensamiento de que teniendo poco tiempo disponible no deberíamos “perderlo” en discusiones o que quizá les decepcionaremos; bajo estas ideas suele existir un sentimiento de culpabilidad y el temor a que los hijos se formen una idea negativa de nosotros. No hay que tener miedo de frustrar las expectativas infantiles cuando corresponde: no sólo han de aprender a lidiar con la frustración sino que cederles la facultad de decidir las actividades familiares siempre que lo deseen no es la mejor forma de que aprendan a ponerse límites en el futuro.

Las actividades más sofisticadas no tienen por qué ser las más interesantes.

No es necesario pensar en una actividad muy compleja, ni muy cara, ni irse muy lejos para pasar un buen rato en familia. Las grandes excursiones o los viajes a lugares remotos mejor dosificarlos; suelen implicar mayor esfuerzo logístico y no hay garantías de que sean más enriquecedoras que un simple paseo por el parque. Una tarde en familia alrededor de un juego de mesa, un rato tumbados en la cama contando historias, bromas o chistes, preparar la comida juntos, jugar una partida a la consola o una guerra de almohadas pueden convertirse en “tiempo de calidad” compartiendo con tus hijos. Escucha lo que te pida el cuerpo, las sensaciones que tengas y las que tienen ellos; vuestro estado de ánimo os dará pistas.

Aprender a disfrutar sin prisas.

Por lo general es difícil que un niño conozca de forma espontánea el sosiego y la tranquilidad, pues su impulso principal es explorar el mundo, y su curiosidad suele ser inagotable. Enseñarles a rebajar el ritmo de actividad es una tarea pendiente también para muchos adultos: date permiso para desacelerar, desconectar del ritmo vertiginoso del día a día también es un regalo para los padres. Bajar la velocidad nos coloca en un lugar donde podemos dedicar más tiempo y atención a observar y a sentir, conocernos y conocerles mejor.

Los niños también han de aprender a aburrirse. Una experiencia importante en la vida de un ser humano es el aburrimiento: pasamos mucho tiempo de nuestra existencia aburriéndonos, sea esperando el autobús o en las largas tardes de invierno en casa. El aburrimiento es la primera condición necesaria para motivarnos a ponernos en marcha. Hay muchos ejemplos a lo largo de la historia en que estos ratos desocupados dan lugar a un descubrimiento creativo. Mientras nos aburrimos, el tiempo se ralentiza, el pensamiento fluye y pueden surgir ideas nuevas estando solos con nosotros mismos. Es uno de los aprendizajes vitales importantes de un niño; qué ocurre cuando la montaña de actividades se despeja, el “ruido” desaparece y no tenemos nada que hacer. Es importante que el niño tome contacto consigo mismo, con su propio pensamiento y su imaginación, que sienta que del aburrimiento puede hacer brotar algo suyo.

En general, para saber si el tiempo compartido ha sido de calidad o no, una medida interesante es nuestra propia sensación al final del día. Si todo ha ido bien, deberíamos experimentar cierta plenitud, a pesar del cansancio o de las posibles incidencias cotidianas que hayan podido surgir. Si únicamente percibimos malestar, nos notamos irritables, agotados o nos dominan las “ganas de que se duerman”, quizá sería una buena idea revisar el planteamiento y hacer algo diferente.

Los niños también han de aprender a aburrirse.

Una experiencia importante en la vida de un ser humano es el aburrimiento: pasamos mucho tiempo de nuestra existencia aburriéndonos, sea esperando el autobús o en las largas tardes de invierno en casa. El aburrimiento es la primera condición necesaria para motivarnos a ponernos en marcha. Hay muchos ejemplos a lo largo de la historia en que estos ratos desocupados dan lugar a un descubrimiento creativo. Mientras nos aburrimos, el tiempo se ralentiza, el pensamiento fluye y pueden surgir ideas nuevas estando solos con nosotros mismos. Es uno de los aprendizajes vitales importantes de un niño; qué ocurre cuando la montaña de actividades se despeja, el “ruido” desaparece y no tenemos nada que hacer. Es importante que el niño tome contacto consigo mismo, con su propio pensamiento y su imaginación, que sienta que del aburrimiento puede hacer brotar algo suyo.

Tiempo de calidad con los hijos y la psicología cotidiana

En general, para saber si el tiempo compartido ha sido de calidad o no, una medida interesante es nuestra propia sensación al final del día. Si todo ha ido bien, deberíamos experimentar cierta plenitud, a pesar del cansancio o de las posibles incidencias cotidianas que hayan podido surgir. Si únicamente percibimos malestar, nos notamos irritables, agotados o nos dominan las “ganas de que se duerman”, quizá sería una buena idea revisar el planteamiento y hacer algo diferente para conseguir ese tiempo de calidad con los hijos.

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Psicóloga en Barcelona Mónica Antequera

Mónica Antequera Fariña

Psicóloga y Psicoterapeuta

Especialidades: Terapia individual, Trauma, violencia de género, Terapia familiar

Psicóloga y psicoterapeuta humanista (Núm.Col. 16.934) Licenciada en Psicología (UB 2004), Doctorado en Personalidad, Desarrollo y Comportamiento Anormal (UB 2008), Máster en Terapia Cognitivo Social (UB 2009), Máster en Psicoterapia Humanista Individual y de Grupo (Instituto de Interacción 2014). Especializada en tratamientos avanzados para el trauma psicológico: Psicoterapia y Reprocesamiento del Trauma (Instituto Alecés 2016), Brainspotting I y II (Instituto Alecés 2016) y Psicoterapia Sensoriomotriz. Desregulación afectiva, defensas de supervivencia y memoria traumática (Sensoriomotor Psychotherapy Institut e Instituto Carl Rogers 2017). He realizado actividades de investigación, formación e intervención psicoterapéutica en diferentes ámbitos (conducta violenta, violencia de género, fibromialgia, terapia familiar, discapacidad, trastorno mental grave, grupo de ayuda mutua y crecimiento personal, entre otros). Durante el 2017 participé en el equipo de investigación de la UOC en el proyecto Escola Nova 21 sobre nuevas pedagogías. Autora de varios artículos científicos en el ámbito de la psicología clínica, he sido premiada por el estudio “Personalidad y psicopatología en menores infractores” por el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada. Atiendo exclusivamente online.

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Soy Psicóloga y Psicoterapeuta humanista. Colegiada nº 22102 por el Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña y acreditada como Psicóloga General Sanitaria por la Generalitat de Catalunya. El grado en Clínica me dio las bases científicas para ejercer mi profesión con rigor y bajo preceptos científicos. El máster realizado en el Instituto Fromm, me dio la oportunidad de ampliar técnicas terapéuticas que me permiten tratar a mis pacientes de forma holística. Aparte de mi amplia experiencia como psicóloga y psicoterapeuta,  dirijo proyectos en empresas privadas sobre estrategias en manejo de equipos, análisis de comportamiento grupal e individual e ideación y desarrollo de investigaciones cualitativas relacionadas con las tendencias del comportamiento humano ante determinados productos y servicios, así como en la construcción de relaciones personales y profesionales.  En mi tiempo libre asisto a Congresos, amplío experiencias con otros profesionales del sector y colaboro en diferentes centros dando charlas sobre temas específicos, como crecimiento personal, adolescencia y crisis de identidad, qué hay detrás de la apatía y un largo etcétera de temas que son de gran interés y forman parte de nuestra vida y de la vida de las personas que nos rodean. Atiendo exclusivamente online.

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Noemí Bartolomé

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Especialidades: Infantojuvenil, Terapia de pareja, Terapias contextuales

Psicoterapeuta especializada en el ámbito clínico (COPC nº 32008) y graduada en pedagogía. En el ámbito de la psicología clínica he realizado un máster en terapias contextuales y mi enfoque incluye terapias como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Activación Conductual (AC) o la Terapia Dialéctico Comportamental (DBT).
Algunas de mis áreas de especialización son la depresión, ansiedad, conflictos relacionales, autoestima, y terapia infanto-juvenil. Mi objetivo es acompañar a las personas para que logren construir una vida plena y con sentido.

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Psicóloga (Colegiada COPC nº 30079) y psicoterapeuta especializada en el ámbito clínico. Máster en Psicología Clínica en la Universidad de Utrecht en los Países Bajos. He vivido en Holanda 3 años, durante los cuales estudié el máster y trabajé como psicóloga en la Clínica Privada Ravellaan, proporcionando psicoterapia en inglés, español y catalán. Experiencia con ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y trastornos de la personalidad (TOC y trastorno límite). En mi tesis del máster investigué sobre trauma y rituales colectivos, y su posible implicación en la reactivación del trastorno por estrés post-traumático y de los procesos de duelo en individuos de la primera y tercera generación desde la Segunda Guerra Mundial. Atiendo en modalidad presencial y online.

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Especialidades: Infantojuvenil, Terapia de pareja, Terapia familiar

Describo mi orientación terapéutica como ecléctica con un enfoque humanista. Soy Licenciada en Psicología y durante el Máster me especialicé en psicoterapia infantil y adolescente con un sólido enfoque de psicología del desarrollo. Trabajé en un departamento de psiquiatría infantil en un importante hospital de Turquía y adquirí mucha experiencia con niños con trastorno del espectro autista. También soy evaluadora certificada de WISC-IV (Prueba de inteligencia para niños) para medir su grado de desarrollo y brindarles el apoyo y la dirección adecuados. Especialista en Terapia de Juego, Terapia Cognitivo Conductual para jóvenes (TCC) y Terapia Familiar. Actualmente, estoy completando un doctorado en consejería de parejas desde la Terapia Narrativa (psicoterapia de tercera generación) para abordar cualquier problema relacional o conflicto. Algunas de mis áreas de especialización:

  • problemas de desarrollo en niños, adaptación escolar, trastornos del aprendizaje, ansiedad, depresión, tics, conductas suicidas, celos entre hermanos, asesoramiento en caso de divorcio para niños y padres
  • problemas de comunicación y relacionales para parejas.

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Especialidades: Ansiedad, depresión, trauma, trastornos de personalidad

Estudié Psicología para poder acompañar a las personas en la mejora de su bienestar y en su proceso de crecimiento personal. Psicóloga colegiada por el COPC (nº 30.030) y licenciada en Criminología (UB, 2015). En el ámbito de la psicología clínica, tengo formación en técnicas de relajación para tratar bloqueos y traumas y en herramientas de intervención terapéutica con niños y adolescentes con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Para ampliar mis conocimientos en el campo de la psicología forense, realicé un curso de Especialización en Entrevista Psicológica en casos de maltrato y abuso sexual infanto-juvenil. Atiendo en modalidad presencial y online.

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Psicólogo General Sanitario (colegiado COPC nº 21.430) y psicoterapeuta. Máster en Psicoterapia Humanista Integradora  (Instituto Erich Fromm, 2015). Postgrado como especialista en Terapia Sexual y de Pareja (UB, 2018). Curso un doctorado en Psicología y Salud por la UOC sobre relaciones a través de aplicaciones de citas. Amplia experiencia como terapeuta individual y de pareja, especializado en ansiedad, relaciones de pareja y terapia con adolescentes. Colaboro con diversas entidades como formador y docente. Tutor de prácticas de estudiantes de Psicología (UNED, UOC) y de diversos Masters (UB, ISEP). Profesor colaborador del Grado de Psicología en la UOC. Ingeniero superior de Telecomunicaciones, con 20 años de experiencia profesional como consultor de proyectos IT. Colaboro con proyectoART como psicoterapeuta. Escribo en el magazine digital JotDown en temas relacionados con la psicología. Atiendo en modalidad presencial y online.